Codiciadas por la administración Trump, que parece ir detrás de un acuerdo con Ucrania para su explotación, las llamadas tierras raras se cuentan hoy entre las materias primas más preciadas por la industria. Esto es gracias a las propiedades que aportan a distintas aplicaciones tecnológicas, incluyendo algunas muy valoradas para la transición ecológica.
Los seres vivos emplean solo un puñado de elementos químicos, como carbono, oxígeno, hidrógeno o nitrógeno, pero la humanidad aumenta su demanda de otros mucho más escasos, como oro, cobre, níquel o las escasísimas tierras raras. Esta creciente divergencia conlleva riesgos ambientales, socioeconómicos y geopolíticos, según un nuevo estudio.
Un equipo del Instituto de Ciencia de Materiales de Aragón (CSIC-Universidad de Zaragoza) y el Instituto de Ciencia Molecular de la Universidad de Valencia ha desarrollado imanes con moléculas formadas por átomos de manganeso, cromo y moléculas orgánicas. El hallazgo abre una nueva puerta al 'diseño' racional de imanes y evita el uso de tierras raras, muy costosas y escasas.